La rueda del año

La existencia en sí es un gran ciclo. Nacemos, crecemos, maduramos, envejecemos y finalmente morimos. Las 24 horas del día, con sus horas de luz y de oscuridad, encadenadas nos dan los 7 días de la semana, que, a la vez, si los juntamos nos dan los meses, las estaciones, y así hasta completar el año son diferentes ciclos dentro de ciclos. Los años, las estaciones, los meses, los días, son construcciones humanas que nos marcan los ciclos más pequeños que tenemos todos los seres vivos en la Tierra.

Estas convenciones cíclicas basadas mayoritariamente en la posición del Sol y la Tierra, así como también de la Luna, nos marcan unos ciclos que no nos cuestionamos, que están allí como una rutina que nos marca y de la cual ya estamos acostumbrados.

Ahora bien, ¿cuán conscientes somos de estos ciclos y los respetamos?

Uno de los aspectos que agradezco más de vivir en el campo, es el hecho del contacto diario con la naturaleza. Me ayuda y me sincroniza más con el ciclo anual y, a la vez, conmigo. Desde que recuerdo he dado importancia al cambio de estación, aunque desde pequeña, me ha molestado el hecho de tener que celebrar fechas señaladas sin saber o conocer su significado, sino porque toca… Por mi forma de ser investigadora y observadora, y con el tiempo he conseguido ver el significado de estos ciclos y cada vez soy más consciente de lo que conlleva tanto exterior como interiormente en el individuo.
Desde hace unos años, por esto, he profundizado más en lo que se conoce como la “Rueda del año”, que seguidamente os introduzco.

El hecho de profundizar en los ciclos de la naturaleza, me permite encontrar el significado a ciertos días o ciertas celebraciones en mí misma, e integrarlas y celebrarlas desde lo más profundo y a la vez sencillo. Me refiero a las 8 celebraciones anuales de la Rueda pagana del año. Cuatro de ellas son las ya más conocidas de los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de verano e invierno, pero hay otras cuatro más, también tradicionalmente celebradas, pero que para mí cobraron interés y profundidad cuando las supe relacionar con el ciclo de la naturaleza.

Ahora, escribiendo este texto, quedan menos de 15 días para llegar a uno de estos puntos, el 31 de octubre, conocido como la Castañada en Cataluña, como la noche de Halloween en los países anglosajones, o si nos vamos más atrás en el tiempo, como Samahin, la última cosecha, según los Celtas. Y, además, según algunas tradiciones, el inicio del año se sitúa en este momento, justo cuando nos adentramos en la parte de más oscuridad del año (en el hemisferio norte), en los días más cortos y las noches más largas, que conlleva una interiorización, un descanso y una preparación del terreno para nuevas cosechas, hablando tanto de la tierra como de uno mismo.

Puedes ver representados en la figura las ocho celebraciones a las que me estoy refiriendo, y en qué parte del año se sitúan… y poner atención en si estás o no sincronizado con esos momentos del año, y qué significan para ti. Esta escucha puede llevarte, como me ha llevado a mí, a un mayor conocimiento interior a través de la conexión y sincronización con los ciclos de la naturaleza.

· Accede aquí a información sobre mi curso online de meditación – Medit@

Deja un comentario

Ir a inicio de página